Subscribe to RSS
DOI: 10.1055/s-0040-1708544
Signo de la cabeza de Medusa
Caput Medusae SignPublication History
05 December 2018
18 February 2020
Publication Date:
31 March 2020 (online)
El signo de la cabeza de Medusa corresponde a un hallazgo imagenológico observable en las anomalías venosas del desarrollo (AVD), antes conocidas como angiomas venosos, tanto en tomografía computada (TC) como en resonancia magnética (RM) con contraste endovenoso. Consiste en un ramillete de venas medulares dilatadas que se disponen radialmente alrededor de una vena colectora central, la cual drena al sistema venoso superficial, a una vena ependimaria profunda o a un seno venoso.[1] [2] [3] El signo fue descripto por primera vez angiográficamente en 1967 por Wolf en un paciente con angiomas venosos múltiples, mientras que el primer registro radiológico fue realizado en 1968 por Constans.[4] Su nombre proviene de la mitología griega, haciendo referencia a las serpientes que forman el cabello de Medusa, un monstruo que convertía en piedra a aquellos que la miraran fijamente a los ojos ([Figura 1]).
La patogenia de las AVD no está del todo clara. Su origen podría asociarse a la ausencia de la vía normal de drenaje venoso de un territorio del cerebro (por ejemplo la hipoplasia o agenesia del 1/3 anterior del seno longitudinal superior) ([Figura 2]).[4]
Para algunos autores, las AVD representan la persistencia en la edad adulta de un drenaje venoso embrionario, siendo por tanto variantes de la normalidad. Las venas tienen escaso componente de músculo liso y tejido elástico con parénquima cerebral sano entre ellas, no habiendo componente arterial en esta entidad.[3] [4]
Por lo antes mencionado, representarían una variante anatómica fisiológicamente competente de las vías de drenaje venoso de una región del cerebro con funcionalidad normal.[4] [5]
Son más frecuentes en las regiones irrigadas por la arteria cerebral media y en el territorio de la vena de Galeno, y pueden estar asociados a una malformación cavernosa en un 30% de los casos. No son hereditarios.[2] [3]
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
-
Bibliografía
- 1 Atlas WS, Do HM. Intracranial Vascular Malformations and Aneurysms. In: Scott W. Atlas. Magnetic Resonance Imaging of the Brain and Spine. 4th ed. Lippincott Williams & Wilkins; 2009: 738-742
- 2 Córdoba Rovira A, Samitier Pastor E, Salvadó Geli A, Ramos Gadea A, Tarragona ES. Signos neuroradiológicos clásicos en TC y RM craneal. SERAM 2014 (S-0906):
- 3 Abarca-Olivas J, Botella-Asunción C, Concepción-Aramendía LA, Cortés-Vela JJ, Gallego-León JI, Ballenilla-Marco F. Hemorragia intracerebral secundaria a trombosis espontánea de una anomalíavenosa del desarrollo: 2 casos y revisión de la literatura. Neurocirugia. 2009; 20 (03) 265-271
- 4 Sánchez Medina Y, Pérez del Rosario PA, Domínguez J, Millán A. Angioma venoso asociado a hemorragia cerebelosa. Presentación de un caso. Neurocirugia. 2013; 24 (02) 88-92
- 5 Lee M, Kim MS. Image findings in brain developmental venous anomalies. J Cerebrovasc Endovasc Neurosurg. 2012; 14 (01) 37-43